miércoles, 19 de noviembre de 2008

Pare D sufrir


Caminaba por Álvaro Obregón, junto con mis compañeros de trabajo, el objetivo encontrar una mezcalería. Cada paso era como si trajera dos bultos en los pies, consecuencia de la machuches que hoy en día me acompaña; con ojos de ánime japones vi un letrero que me cuativo e hizo que soltará una pequeña risa.
Para después meditar y ver que si me siento a leer uno de estos días, a Mario Benedetti, Octavio Paz, Pablo Neruda, la reacción inmediata será llanto, cual llave de agua, seguido del ataque de cólera, para concluír con un listado de vociferaciones que salen del alma, respecto de la situación actual.

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